Eigentlich bin
ich nicht so der Fußballfan, aber
wenn es sich um die WM oder EM handelt und man außerdem weit von „seinen
Leuten“ entfernt ist, steigt die Heimatliebe doch hoch! Und, ich muss sagen,
dieses Mal habe ich es sehr genossen! Nicht nur, weil ich mit ansehen konnte,
wie Spanien ein Spiel nach dem anderen gewann, sondern auch wegen dem Ambiente
drum herum...
Diese letzten
Wochen war es sozusagen zur Routine geworden, sich in einer neuen
Neuköllner-Bar zu treffen und mit anderen Spaniern aus allen Ecken die Furia Roja auf der großen Leinwand anzufeuern.
Und wie es sich sozusagen für die Spanier gehört, durften die kühlen frisch
gezapften Biere nicht fehlen, ebenso wenig die salzigen Sonnenblumenkerne, die päckchenweise
und mit viel Übung verschlungen wurden. Dazu gehört auch noch das Prinzip „so
laut wie möglich zu sein“: kreischen, lachen, vom Stuhl aufspringen, die Spieler
anbrüllen, als ob sie uns von der Leinestraße aus hören könnten und vor allem:
klatschen! Nicht nur, wenn ein Tor geschossen wurde oder Casillas den Ball
stoppte, nein, wir klatschten so gut wie immer! Und wenn man im Hintergrund außerdem
den einen odr anderen Andalusier hörte, konnte ich glatt denken, ich säße in
Málaga in irgendeiner Bar.
Gestern war der
letzte Fußball-Tag und wie alle wissen, gewann Spanien 4:0 (!!!!!!!) gegen
Italien. Das Mitfiebern hatte sich nicht nur gelohnt, sondern hat auch viele Spanier
im Berliner Neukölln zusammengebracht, die sich sonst vielleicht nicht so
leicht über den Weg gelaufen wären. Ich sage nur eins: ¡Viva España!
En realidad no soy muy fanática del fútbol, pero cuando se
trata del Mundial o de la Eurocopa y además te pilla lejos de “los tuyos” , ¡el
patriotismo acaba subiendo bastante! Y debo decir que en esta ocasión lo he
disfrutado ¡muchísimo! No sólo porque pude ver cómo España iba ganando un
partido detrás de otro, sino por el ambiente que se respiraba alrededor.
Estas semanas se había vuelto rutina quedar en un bar de
Neukölln [distrito] para animar en la pantalla grande a la Furia Roja con otros españoles de todas partes. Y como es de
costumbre para los españoles, no pudieron faltar las cervezas fresquitas de
barril, así como tampoco los paquetes de pipas con sal que con tanta
profesionalidad se devoraron. A esto hay que añadir el principio de “ser lo más
ruidoso posible”: chillar, reír, saltar de la silla, gritarle a los jugadores
como si nos fuesen a escuchar desde la
Leinestrasse y, sobre todo: ¡aplaudir! Y no sólo cuando se metía gol o Casillas
paraba el balón, no, ¡casi siempre estábamos aplaudiendo por algo! Y si al
fondo además escuchabas a algún que otro andaluz, por unos instantes creías
estar en algún bar de Málaga…
Ayer fue el último día de fútbol y como todos saben, España
ganó a Italia 4:0 (!!!!!!!!!!). Los nervios no sólo habían merecido la pena,
sino que además unieron a muchos españoles en el Neukölln berlinés que de otro
modo quizás no se hubieran cruzado por sus caminos. Tan sólo digo: ¡VIVA ESPAÑA!