„Push“ [inglés: empujón] no sólo es una canción de Enrique Iglesias, sino también el resultado de la primera semana del curso de ayudas sociales que he tenido que empezar tras haber solicitado dichas ayudas del Estado. En los últimos días los demás participantes y yo hemos aprendido sobre nuestros derechos y nuestras obligaciones, pero también hemos recibido algunos (buenos) consejos de la profesora, la cual lleva acumulada 40 años de experiencia profesional. Uno de estos consejos estaba relacionados con el tema “salario”, ya que ella siempre subrayaba que no nos debemos vender por poco dinero, sino hacernos valer por nosotros mismos. Y si el empleador no está satisfecho con eso, pues que nos vayamos a buscar otra cosa mejor. Ella a veces también negaba con la cabeza porque no se quería creer cuando algunos de los participantes contaban que habían trabajado por 7, 5 euros / hora, ni cuando narraban sus malas experiencias en el mundo de laboral. Yo me callé la boca porque no quería revelar cuántas veces había trabajado por menos. Pronto me di cuenta que ella llevaba razón: nosotros, los trabajadores, al menos aquellos que tienen la libertad de elegir, deberíamos de hacernos valer más antes de volver a esclavizarnos en un trabajo donde siempre hay que estar agradecido. No debemos olvidar cuántos años hay detrás de una carrera universitaria ni cuántas horas se han invertido en experiencia laboral. Sólo si de vez en cuando nos acordamos de eso, podemos percibir ese “empujón”. Gracias, Señora Pritsching.
“Push” ist nicht nur ein Song von Enrique Iglesias, sondern auch das Resultat nach meiner ersten Woche im Maβnahmekurs, den ich – da ich Hartz IV beantragt habe – machen muss. In den letzten Tagen haben wir, die Teilnehmer, nicht nur viel über unsere Rechte und Pflichten erfahren, sondern auch einige (gute) Tips von der Dozentin bekommen, die in 40 Jahren viel Arbeitserfahrungen gesammelt hat. Einer von diesen Tipps waren im Bereich „Gehalt“, da sie immer betonte, man solle sich nicht für zu wenig Geld verkaufen, sondern sich selbst einen Wert geben. Tja, und wenn der Arbeitgeber damit nicht zufrieden ist, dann sollten wir halt gehen und was anderes suchen. Sie musste auch öfters den Kopf schütteln, als einige ihr erzählten, sie hätten für 7, 50 Euro / Stunde gearbeitet und wie schlecht doch oft die Arbeitsverhälnisse waren. Ich hielt meinen Mund, denn ich wollte nicht verraten, für wie wenig Geld ich nicht schon alles gearbeitet hatte. Mir wurde aber schnell bewusst, dass sie recht hatte: Wir Arbeiter, zumindest die, die die Freiheit haben, zu entscheiden, sollten wirklich mehr Wert auf uns selbst legen, ehe wir wieder wie Sklaven behandelt werden und zu allem Ja und Amen sagen. Wir dürfen nicht vergessen, wieviele Jahre hinter einem Studium stecken und wieviel Zeit in Arbeitserfahrungen investiert worden ist. Nur wenn wir uns ab und zu daran erinnern, können wir diesen „Push“ erleben. Danke, Frau Pritsching.