jueves, 12 de julio de 2012

Verlorene Erinnerungen - Recuerdos olvidados


In Berlin sind wir es gewöhnt, auf der Straße eigenartige Plakate zu sehen. Egal ob an der Ampel, an einem Verkehrsschild oder an einer Haustür, immer gibt es was Kurioses zu lesen. Aber dieses hier an der Karl-Max-Str. ist wirklich süß und verdiente einen Schnappschuss mit dem Handy, oder etwa nicht?!

Ich halte Ausschau nach diesen zwei Mädchen. Sie haben all ihre Erinnerungen in dem Fotoautomaten der Warschauerstr. gelassen. Bitte kontaktieren Sie mich, wenn Sie sie sehen oder mit ihnen reden. Gute Belohnung! lostinphotautomat@googlemail.com


En Berlín estamos acostumbrados a encontrarnos carteles peculiares por la calle. No importa si es en el semáforo, en una señal de tráfico o en un portal de un edificio, siempre hay algo curioso que leer. Pero éste de aquí de la Karl-Max-Str. es muy lindo y mereció una instantánea con el móvil. ¿¡A que sí?!

Estoy buscando a estas dos chicas. Dejaron todos sus recuerdos en el fotomatón de la Warschauer. Por favor, contacten conmigo si las ven o hablan con ellas. ¡Buena recompensa!
lostinphotautomat@googlemail.com





lunes, 2 de julio de 2012

Fußball "en la Leinestr."



Eigentlich bin ich nicht so der Fußballfan, aber wenn es sich um die WM oder EM handelt und man außerdem weit von „seinen Leuten“ entfernt ist, steigt die Heimatliebe doch hoch! Und, ich muss sagen, dieses Mal habe ich es sehr genossen! Nicht nur, weil ich mit ansehen konnte, wie Spanien ein Spiel nach dem anderen gewann, sondern auch wegen dem Ambiente drum herum...

Diese letzten Wochen war es sozusagen zur Routine geworden, sich in einer neuen Neuköllner-Bar zu treffen und mit anderen Spaniern aus allen Ecken die Furia Roja auf der großen Leinwand anzufeuern. Und wie es sich sozusagen für die Spanier gehört, durften die kühlen frisch gezapften Biere nicht fehlen, ebenso wenig die salzigen Sonnenblumenkerne, die päckchenweise und mit viel Übung verschlungen wurden. Dazu gehört auch noch das Prinzip „so laut wie möglich zu sein“: kreischen, lachen, vom Stuhl aufspringen, die Spieler anbrüllen, als ob sie uns von der Leinestraße aus hören könnten und vor allem: klatschen! Nicht nur, wenn ein Tor geschossen wurde oder Casillas den Ball stoppte, nein, wir klatschten so gut wie immer! Und wenn man im Hintergrund außerdem den einen odr anderen Andalusier hörte, konnte ich glatt denken, ich säße in Málaga in irgendeiner Bar. 

Gestern war der letzte Fußball-Tag und wie alle wissen, gewann Spanien 4:0 (!!!!!!!) gegen Italien. Das Mitfiebern hatte sich nicht nur gelohnt, sondern hat auch viele Spanier im Berliner Neukölln zusammengebracht, die sich sonst vielleicht nicht so leicht über den Weg gelaufen wären. Ich sage nur eins: ¡Viva España!


En realidad no soy muy fanática del fútbol, pero cuando se trata del Mundial o de la Eurocopa y además te pilla lejos de “los tuyos” , ¡el patriotismo acaba subiendo bastante! Y debo decir que en esta ocasión lo he disfrutado ¡muchísimo! No sólo porque pude ver cómo España iba ganando un partido detrás de otro, sino por el ambiente que se respiraba alrededor. 

Estas semanas se había vuelto rutina quedar en un bar de Neukölln [distrito] para animar en la pantalla grande a la Furia Roja con otros españoles de todas partes. Y como es de costumbre para los españoles, no pudieron faltar las cervezas fresquitas de barril, así como tampoco los paquetes de pipas con sal que con tanta profesionalidad se devoraron. A esto hay que añadir el principio de “ser lo más ruidoso posible”: chillar, reír, saltar de la silla, gritarle a los jugadores como si nos fuesen a  escuchar desde la Leinestrasse y, sobre todo: ¡aplaudir! Y no sólo cuando se metía gol o Casillas paraba el balón, no, ¡casi siempre estábamos aplaudiendo por algo! Y si al fondo además escuchabas a algún que otro andaluz, por unos instantes creías estar en algún bar de Málaga…

Ayer fue el último día de fútbol y como todos saben, España ganó a Italia 4:0 (!!!!!!!!!!). Los nervios no sólo habían merecido la pena, sino que además unieron a muchos españoles en el Neukölln berlinés que de otro modo quizás no se hubieran cruzado por sus caminos. Tan sólo digo: ¡VIVA ESPAÑA!